Flor del Silencio

Nosotros llevamos a Dios en nuestros Corazones... Olvide su nombre, su vida, donde puso las llaves o donde aparcó el coche pero jamás olvidemos esto.

Para que brille la Luz debemos dejar que Madre nos haga lo más transparentes posibles, ella, Mediadora de todas las Gracias, sabe bien cómo lograrlo en cada Santo Rosario, pues es Dueña del Secreto de la Oración, Esposa del Espíritu que nos mueve al Diálogo con el Padre como conviene, en perseverancia continua…

Cuando empezamos a ser transparentes y llevamos la Luz a los que viven en tinieblas y sombras de muerte pueden ver a Dios en nosotros, sus oídos se abren y la Palabra anunciada cala y empapa esas tierras áridas, preparándolas para acoger la Gracia del arrepentimiento, la vuelta a Casa…

Luego con la oración en ayuno y sacrificio aprenden a limpiar, expiar y transparentarse ellos mismos bajo el amparo de Madre para que brille la Luz de Dios que habitaba fielmente dentro de ellos y que los buscaba todas las mañanas mirando el horizonte esperando su vuelta.

Nuestra Oración no es solitaria ni si quiera es una empresa propia, es el Espíritu Santo el que Reza en nos. Nosotros oramos con Dios y nuestro Ángel Custodio en Su Presencia. Así que el primer movimiento es la Invocación al Espíritu para que nos despierte y velemos en Oración. Nos adentramos en el jardín para laborar en él, bajo la Lluvia y el Sol nos ponemos en Su presencia.

Nuestra Maestra de Oración comienza a darnos las herramientas, tomamos el Santo Rosario y extendemos nuestro tiempo como mantillo a sus pies, sean misterios acordes al Lunes, Martes… el Espacio será nuestro Jardín, nuestro Rincón Secreto del Corazón, y la concordancia de los Misterios a Meditar será por Comunión con Toda la Iglesia. Nuestra Oración es Comunión.

Sobre el Padre Nuestro, la Oración que nos enseñó nuestro Redentor hablan muchos Santos entre ellos Santa Teresa de Jesús. Trataremos pues del manejo del Ave María y el Gloria para lograr un modo sencillo que permita la continuidad en Comunión eficaz pese a la aspereza, las distracciones, el desánimo y otros palos que pone el Enemigo cuando se emprende el Camino del Rescate de Cautivos, confiando que como aquella viuda y el mal juez sea nuestra Perseverancia esta vez en presencia de la misma Justicia Radiante que nos mueve a la Oración, conforme a los Movimientos del Espíritu lo que nos introduzca en el Misterio de los Designios del Padre que nos llama a la Oración a semejanza de su Hijo Resucitado en la Gloria a Su derecha intercediendo por nos…