Hacia la Oración Perfecta... es la Subida Interior.
Somos Llamados a la Vida. Hemos de Encontrar al Señor al amanecer, tras despertar, ahí está Él, nuestro Padre Bueno mirándonos con Cariño y Ternura…
Comenzamos la labor del Jardín vistiéndonos para luego caminar hacia la caseta de las herramientas y emprender la Jornada.
Esta Labor de las Inmersiones en el Jordán es Personal. Usted y Dios.
Para entrar en el Agua hemos de despojarnos de Todo. No emplearemos sucesiones de oraciones tradicionales; Ni Padre Nuestro ni Ave María, ni lectura de la Palabra de Salvación, ni el Vía Crucis ni Santo Rosario…
Las planticas no tienen parte en este Encuentro. Ya hemos sacado de nuestro corazón todo lo demás, comenzando a hacer hueco a Dios en él. El Corazón crece y crece para vaciarse de todas las cosicas mientras cierra la puerta del huerto, los ojos y oídos del exterior y se sumerge en su interior, sin distracciones del Mundo y el Enemigo.
Recorre el pasillo entre su superficialidad amanecida y el Sancta Sanctorum, lugar del Arca y del Encuentro con Alabanzas…
Alabar, Cantar un Himno de Alabanza, repetir un estribillo Alegre para el Encuentro, suelte amarras y lastres, vaya hacia su interior…
Brota de esa pequeña piedra suya el Agua del Agradecimiento a primera hora de la mañana, comienza el día con Él, sabe recibir, ayer en la noche antes de acostarse hizo examen de conciencia y repaso de Labores realizadas, todo lo gordo está barrido…
Las imágenes y objetos religiosos exteriores no forman parte del decorado. El lugar del Encuentro es su Templo. Cubierto por el Hábito Sacro en la Cruz y la Flor de Madre en él. Su Carne desnuda y el Escapulario. Entiéndase la ropa y cuanto demás se lleve encima como si no existiera, mortaja, herrumbre y polilla…
Soledad completa en el Silencio. Espera el Encuentro.
Dios y Usted solamente.
Van a estar Usted con lo que es y su Creador como Es, así que es natural que empiece a sentir la realidad de su indignidad en el recorrido hacia su interior, irrumpa en Alabanza y ¡Gloria a Dios!... Porque es Eterna su Misericordia…
Una y otra vez, Cantando, Gritando en su interior… sí, Gritando en el Silencio, ¡Hosana! y como Bartimeo: ¡Hijo de David Ten Compasión de mí!...
Su voz es una Composición en la que suena alta la Alabanza al Amor Todopoderoso y de fondo se oye el instrumento base que Adora a Dios Misericordia…
Sentirá cada vez más una tercera melodía que habla de su dolor por su comportamiento, su falta de amor, su indignidad, manténgala en tercer plano: Primero Alabanza, Segundo Misericordia… luego su estado –en la segunda inmersión hablaremos sobre esta melodía-. Es Él quien Busca… ¿Donde estás? Así que corra hacia Él que está Tan Dentro de Mí…
Cante, ¡Cante y Alabe!
Recorra la Grandeza de tan Buen Padre en la Creación y en su vida y Alabe y Alabe a Dios… en Cada alabanza sienta que una orquesta filarmónica acompaña sus Alabanzas y un Coro de ángeles sigue armónico sus palabras o frases, todo es Ensalzado a Él, Flores, Cosechas, Riquezas, todo cuanto es y posee y más que quisiera le fuera dado a su Creador y Señor…
Somos Llamados a la Vida. Hemos de Encontrar al Señor al amanecer, tras despertar, ahí está Él, nuestro Padre Bueno mirándonos con Cariño y Ternura…
Comenzamos la labor del Jardín vistiéndonos para luego caminar hacia la caseta de las herramientas y emprender la Jornada.
Esta Labor de las Inmersiones en el Jordán es Personal. Usted y Dios.
Para entrar en el Agua hemos de despojarnos de Todo. No emplearemos sucesiones de oraciones tradicionales; Ni Padre Nuestro ni Ave María, ni lectura de la Palabra de Salvación, ni el Vía Crucis ni Santo Rosario…
Las planticas no tienen parte en este Encuentro. Ya hemos sacado de nuestro corazón todo lo demás, comenzando a hacer hueco a Dios en él. El Corazón crece y crece para vaciarse de todas las cosicas mientras cierra la puerta del huerto, los ojos y oídos del exterior y se sumerge en su interior, sin distracciones del Mundo y el Enemigo.
Recorre el pasillo entre su superficialidad amanecida y el Sancta Sanctorum, lugar del Arca y del Encuentro con Alabanzas…
Alabar, Cantar un Himno de Alabanza, repetir un estribillo Alegre para el Encuentro, suelte amarras y lastres, vaya hacia su interior…
Brota de esa pequeña piedra suya el Agua del Agradecimiento a primera hora de la mañana, comienza el día con Él, sabe recibir, ayer en la noche antes de acostarse hizo examen de conciencia y repaso de Labores realizadas, todo lo gordo está barrido…
Las imágenes y objetos religiosos exteriores no forman parte del decorado. El lugar del Encuentro es su Templo. Cubierto por el Hábito Sacro en la Cruz y la Flor de Madre en él. Su Carne desnuda y el Escapulario. Entiéndase la ropa y cuanto demás se lleve encima como si no existiera, mortaja, herrumbre y polilla…
Soledad completa en el Silencio. Espera el Encuentro.
Dios y Usted solamente.
Van a estar Usted con lo que es y su Creador como Es, así que es natural que empiece a sentir la realidad de su indignidad en el recorrido hacia su interior, irrumpa en Alabanza y ¡Gloria a Dios!... Porque es Eterna su Misericordia…
Una y otra vez, Cantando, Gritando en su interior… sí, Gritando en el Silencio, ¡Hosana! y como Bartimeo: ¡Hijo de David Ten Compasión de mí!...
Su voz es una Composición en la que suena alta la Alabanza al Amor Todopoderoso y de fondo se oye el instrumento base que Adora a Dios Misericordia…
Sentirá cada vez más una tercera melodía que habla de su dolor por su comportamiento, su falta de amor, su indignidad, manténgala en tercer plano: Primero Alabanza, Segundo Misericordia… luego su estado –en la segunda inmersión hablaremos sobre esta melodía-. Es Él quien Busca… ¿Donde estás? Así que corra hacia Él que está Tan Dentro de Mí…
Cante, ¡Cante y Alabe!
Recorra la Grandeza de tan Buen Padre en la Creación y en su vida y Alabe y Alabe a Dios… en Cada alabanza sienta que una orquesta filarmónica acompaña sus Alabanzas y un Coro de ángeles sigue armónico sus palabras o frases, todo es Ensalzado a Él, Flores, Cosechas, Riquezas, todo cuanto es y posee y más que quisiera le fuera dado a su Creador y Señor…
Suba a la Alta Montaña de su Interior...al Templo del Señor