A veces hay mugres que salpican y requieren una lavadica y nunca más se vuelven a manchar al presentarse una situación análoga... otras, sobretodo las mugres enfermizas que arraigan en el corazón con velocidad por tener mucha intensidad de goce y de dominio sobre otros requiere varios lavados, como la pez algunos son como al cuerpo la lepra al alma el vicio... se repiten pecados y a menudo las confesiones sucesivas contienen las mismas caídas, en estos casos el Enemigo empieza a arrancar la Fe y la Esperanza... hay que Perseverar
No desanimarse y ver cómo ha arraigado este o aquel pecado, vemos los gordos que son y lo mucho que avergüenzan pero sabemos mucho mejor cómo llegamos a ellos, esas puertas, esa boca no cerrada a tiempo y que permite asomar ese puñal en que se convierte la lengua... ese caminico de neón que tira a la pocilga... esas garran que hacen presa en el propio amor y nublan la realidad de nuestro pobre ser...
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... lavar, lavar y lavar los pecados en la Sangre del Cordero en Confesión Sacramental que con Su Auxilio y nuestro grito a tiempo, en el momento de la tentación no siete horas antes... quedaremos completamente sanados y fortalecidos de modo que sentiremos con toda nitidez cómo el Brazo Fuerte de nuestro Señor nos sostiene y la Paz de Jesús nos Fortalece para continuar el Camino y emprender nuevos retos y afrontar más recias escaladas con la Seguridad de contar en nuestra pequeñez el apoyo de nuestro Dios Enamorado.
Las únicas aguas que Sanan brotan del Costado abierto de nuestro Redentor en aquella Manifestación Loca de Amor obrada en la Cruz.
Traer los dolores de la Pasión del Señor por Amor, como Agua Pura y transparente meditada como muestra de Amor por nos, máxima Fuerza que es Brisa que opera sin violentar nuestra Libertad permiten meditar sobre el horror y la fealdad del pecado, nuestra debilidad y pequeñez, la Misericordia y el Amor de nuestro Redentor y vivir en Paz interior, Sosegados sabiendo que con Él caminamos y por Él laboramos en nuestro Jardín en compañía de nuestra Madre y hermanos.